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abía una vez un gato llamado Miky, su comida favorita eran los ratones. Pero había en una casa cercana un gato más grande que siempre le ganaba en pillar ratones y se los comía todos. Un día, Miky ya cansado de quedarse sin su comida favorita, pensó en una broma para poder ganar él. Fue donde el gato vecino y le dijo que había encontrado sobre un árbol una caja llena de ratones, y que se los quería regalar. Este gato dio las gracias y fue corriendo a buscarlos. Cuando subió al árbol no encontró nada, al contrario, había solo una red donde quedaron sus patas pilladas. Miky se reía mucho escondido tras la ventana de su casa. Cuando vio al gato atrapado salió corriendo a buscar los ratones. La sorpresa fue que de repente se encontró con un gran perro, que lo persiguió. El salió corriendo y sin darse cuenta se subió al mismo árbol, y quedo atrapado en la misma red que había puesto. Ese fue su castigo por mentiroso.
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